Ambivalencia siento, supongo. Por un lado, me molesta que se use el sexo siempre para vender y
como motivo para crear polémica, expectación y morbo. Por otro lado, el sentido del buen gusto que,
en muchas ocasiones, tanto se echa de menos.
Por otro lado, el puritanismo con que, se abarca todo tema que deje entrever sexo empieza
a parecerme enfermizo. Como los extremos se unen sin remisión, ambas posiciones se retroalimentan.
Marcadores