Y este energúmeno se declara liberal a sí mismo. Liberal para aquello en lo que a él le gusta, supongo. Este inculto espécimen que se atreve a decir que prefería a “un” síndrome de down o a “un” enfermo de sida ( no comprendo cómo no les llamo sidosos) antes que a “una, uno, une” (chica, chico, chique, si alguien sabe qué cosa es chique que lo me lo diga por fa), en las listas de Gómez.
Personalmente, quién esté o deje de estar en la lista de Gómez no me atañe y comprendo que quienes tendrán que decidir si les agrada o no, será a los votantes de Madrid, pero lo que si podemos hacer, es calificar a este sujeto con cara de torta de pan y cerebro de rana-toro como se nos antoje, siguiendo su línea, su camino, su vereda, su sendero.
Yo le voy a seguir, Horcajo, ya lo creo. Con atención, como se sigue a los mosquitos que transmiten la malaria. Afortunadamente en mi tierra, hace años que sabemos cómo torear a las ranas y los mosquitos tigre no tienen secretos para nosotros.
¡Aúpa Carla Antonelli!
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